jueves, enero 19, 2006

Media hora de mi vida

Hola amigos

No, no me sobra tiempo, no he acabado los exámenes, de hecho la fiesta no ha hecho más que empezar. ¿Y por qué me encuentro aquí delante de un teclado en la víspera de todos los males cuando podría estar dedicando mi tiempo a algo más productivo como alimentar mi mente con los patrones de conocimiento que impone el Ministerio de educación?

Hoy me levanté a las 1.30 de la madrugada y ahí comenzó mi día. Cené (o desayuné según se vea) rapidamente para llegar a tiempo al programa musical que me ameniza estás últimas noches de estudio y ahí me kedé delante del ordenador y con la radio de fondo las cuatro horas que dura el programa. Mi objetivo: terminar la última práctica que me kedaba por entregar. Aquello se estaba alargando más de lo esperado, pero estaba preparado. A las 5.30 cuando el programa radiofónico comenzaba a expirar un contacto de msn (tb universitario, que otro loco se levantaría a esas horas para estudiar) se conecto a tiempo para amenizarme esas eternas horas de trabajo. Por fin, a las 13.10 horas terminaba la dichosa práctica y comía rapidamente para coger el bus que me llevase hacia las últimas clases que iba a dar este cuatrimestre. Y aquí me encuentro en una hora libre que tengo entre clase y clase, sólo en el aula de informática xq mi compañero se ha tenido que ir al alergólogo (dícese de los matasanos de la alergia), enviando por correo la practica al cabrón del profesor que dice que no la kiere en CD después de haberme hecho inutilizarlo (la de música que me habría cabido).

Es una pena que sólo cuando ves el final de las cosas empiezas a apreciarlas, y peor aún a disfrutarlas, pero no puedo evitar este sentimiento de melancolía que inunda mi ser cuando recuerdo lo bien que me lo he pasado en estas paredes y lo mucho de menos que las voy a echar (con todo lo que ellas resguardan) cuando todo esto, que también empieza a expirar, acabe.

Ulmin.

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