lunes, febrero 25, 2002

Sobre el Carnaval


No voy a decir que el sábado de carnaval me levanté con la sonrisa puesta porque esmentira, y también porque la canción de Tequila no es de mis favoritas. Me levanté y punto, eso sí, con sueño, como siempre. Pasé de las cervezas a medio día porque tuve que hacer unas cosillas en elos olivos. Bueno, eso es lo de menos, porque las cervezas cayeron más tarde viendo el fútbol. Hasta entonces, los carnavales me habían pasado totalmente desapercibidos. No había visto ni una sola alma vestida de un modo totalmente contrario al habitual. Y eso te da por pensar:

Joder, en este puto pueblo, no hay na de na. En todos sitios, en carnaval, es la repolla, menos aquí. Así como me van a entrar ganas de disfrazarme a mí.

Bueno, pues nada, después de las birras, una cena ligera a base de huevos, chorizos y morcillas para que los cubatas caigan por su propio peso, y al pub. Y joder, había gente y todo. Sólo estaban disfrazadas las camareras, una de diabla y otra de Pokahontas. Tenían que sentirse raras, todo Dios de calle menos ellas. Y encima daban más el cante porque estaban detrás de la barra. Fue incréibe ver su cara cuando un tipo vestido de jefe de pista de circo entró en el local; corrieron como locas a invitarle (luego me enteré de que a las máscaras las invitaban a la primera consumición). Y comenzó a llegar la gente y el local comenzó a llenarse. y dentro de la gente, por supuesto: CHICAS. Eso es lo que quiero yo. Las muchachas llegaban, las observaba de arriba abajo, comentaba sus aspectos técnicos con los colegas, sonreía siempre, como las pibas del telecupón; y fingía ser el tío más chulo del pub: porque la chulería es algo que se lleva dentro y yo... Bueno yo soy un tipo tranquilo.

Entonces comenzaron a llegar más disfraces. Una mujer vestida de viuda negra me saludo y no le hice caso porque seguro que sería algún familiar y lo mejor es no hacer caso; sino al día siguiente se ríen de ti porque no la conocista. Si no haces caso y te ries se creen que la has descubierto y ya no te dicen nada. Llegó después un grupo formado por siete brujas y un conde drácula (los viñoletos siempre han sido muy originales). Y ya está. Que patético, ¿no? A mí me daría vergüenza ser uno de los cuatro disfraces. Pero bueno, ese no era problema mío, yo a observar mujeres y dilucidar.

Fue entonces cuando la vi, una esplendorosa mujer de más de veinte, vestida con una camisa rosa y una falda azul. Tenía el pelo largo y rezado y no la había visto en mi vida. pegué un trago al cubata, eructé y fui al servicio para comprobar mi fantástico aspecto. Luego me dirigí a la chica en cuestión de forma directa y sin pensar, como se debe hacer si quieres engañarlas. La miré sonriendo, ella me observó intrigada. Asentí varias veces y dije:

-Me encanta, se nota que te lo has currado, además es original a tope.

La chica me miro sorprendida y se encogio de hombros.

-¿Qué? ¿Cómo? ¿Perdona?

La tenía donde quería, era arcilla en mis manos. Miré en su camisa, pero aunque el disfraz estaba currado, no pude ver la clásica chapita con el nombre; sin embargo era un pequeño fallo que no importaba.

-Nada, que estás genial, te vas a llevar el premio de calle.

-Te vas a cachondear de quien yo te diga, ¿sabes? -Me reprochó. Entonces y sólo entonces pensé que no todo iba tan bien; pero no hice mucho caso a mis pensamientos.

-No me estoy cachondeando -dije serio.

-Pues si quieres ligar conmigo lo llevas claro, mi novio ha ido a pedir.

Eso si que era malo, y posiblemente verdad. No hay nada más desagradable que el maromo de una tía te pida explicaciones y tú, te tengas que alejar con el rabo entre las piernas porque has hecho el ridículo.

-Perdona -me disculpé-; yo sólo quería felicitarte por el disfraz de cajera del Corte Inglés. Sólo te falta la chapita con tu nombre.

Entonces la mirada de la chica fue del todo indescriptible, se pudo roja, se llenó de bochorno, y luego, me miró como si me quisiera matar.

-Gilipollas -dijo solamente, y luego-: Serás hijo de puta- na más.

Despacito y con una sonrisa de compromiso, me volví con los colegas, en seguida uno de ellos me miró y se rió.

-¿Qué, na de na? -Me preguntó.

-Tu verás. ¿Oye la tía esa va disfrazada, ¿no? -Pregunté señalando a la muchacha que me acababa de mandar a freir esparragos.

-¿Y de que va a ir vestida? -Me preguntó mi colega a su vez.

-Pues de cajera del Corte Inglés.

Entonces mi colega se descojonó grandilocuentemente. había metido la pata, no recordé que no estaba en Madrid, y que la chica, pudiera ser, que hacía mucho tiempo que no iba a ese centro comercial en cuestión. De todas formas ya me la sudaba. Lo malo fue que mi colega estuvo toda la noche contando mi metedura de pata a todo Cristo. Joder, se me acabaron las ganas de acercarme a las pibas. Ni siquiera me alegró el tema ver que los que ganaron el concurso (dos tipos vestidos de Elvis haciendo gilipolleces y bailando sevilanas). Si el Rey levantara la cabeza...

martes, febrero 19, 2002

Pensamientos de un borracho #2


By Lin

Hace un par de fines de semana salí de juerga con unos colegas y, después del botellón habitual y un par de copichuelas en un 2x1 iba algo cargadito, así que, más animado de la cuenta por mi propio pedo y la borrachera colectiva que llevábamos todos, pronto me vi capacitado para percibir la más mínima característica morbosa en todas las mujeres. Le encontraba lo bonito a cualquier individua que pasaba cerca (menos en casos extremos).

Pronto me puse más caliente que el palo de un churrero, y es que, aunque digan que si bebes no se te levanta, la verdad es que el alcohol aviva el deseo sexual, aunque luego provoque el temido gatillazo en el momento de la verdad (aunque da lo mismo, porque cuando vas ciego o te mandan a tomar por culo o hablan contigo un rato para echarse unas risas, de fornicar na de na).

A lo que iba, después de varios insultos e intentos infructuosos encontré una tipa a la que le solté una frase chorra que le hizo gracia y empezamos una conversación. Pasado un rato, como era lógico, intenté pasar a mayores metiendo alguna que otra puya entre frase y frase, hasta que la tía me soltó: "si es que sois tos como los animales, solo pensais en los mismo, guarro".

Me cago en la puta, ya la habiamos cagao, como siempre. Lo peor es que, no se porque, eso de "animales" me cabreó y la conversación se convirtió en discusión:

- ¿Como que animales tronca? No te pases que tampoco te he dicho nada tan grave.

- Es igual, siempre que os habla una chica en un garito ya creeis que la teneis en el bote, estais salios.

- No te pongas así, ostia, vosotras si que actuais como animales, cabrona.

- A mi no me insultes idiota.

- Que si coño que sois como borregas, joder. Pa empezar lo haceis todo en manada, solo vais a por ahí si vais todas las amigas, quedais para arreglaros juntas, por lo que teneis que quedar a la tres de la tarde pa que os de tiempo a acicalaros a todas con un solo cuarto de baño, vais al bar y todas bebeis lo mismo, quedais para ir de compras, una da la voz de "alarma rebajas" y todas la seguis.

- Tu eres tonto macho.

- Lo que digas preciosa. Tu te quejas de que sexualmente los tíos nos comportamos como animales, y en cierta forma lo reconozco, vamos por ahí intentando cepillarnos a toda la que nos deje, pero vosotras también os comportais como vuestras congéneres del reino animal, o me vas a decir ahora que no esperais a tener varios candidatos para elegir el que más os convenga o más bueno este. Es más, incluso competis entre vosotras para ver cual es la que tiene el mejor novio, que sois unas lagartas.

- ¿Lagarta? Tu si que eres un hijo puta.

- Vosotras si que sois unas hijas de puta, que cuando estais en manada sois todas muy buenas y fieles a vuestras amigas y luego os poneis verdes entre vosotras mismas, ¡coño!, es verdad, ahí esta la diferencia entre vosotras y los animales. Tenias razón, mil disculpas señorita (cabrona e hija de puta).

- Eres un cerdo.

- Que te pires.

miércoles, febrero 13, 2002

El día de San Valentín


Ya esta aquí, otro año lo mismo, otro bombardeo televisivo de colonias, perfumes y diamantes que son para siempre. Supermodelos de diferentes edades que aman con locura y regalan con locura; besos, abrazos, sonrisas sinceras, miradas cómplices; y luego el logo del corte inglés. Llega San Valentín, fijo.

Y no hay nada peor que estar novio en una fecha tan señalada, porque tú hablas con tu pareja:

"El día de los enamorados no es sino un invento de los grandes almacenes, no tendría que existir".

Y ella te dice:

"Tienes razón, prefiero un regalito para nuestro aniversario, que algo ahora en San Valentín".

Y tú, tan tranquilo, llega el día y no compras nada, es más, ni te acuerdas que ha llegado el dichoso día. Entonces tomando café con tu chica, ella te mira sonriendo y te da una cajita que contiene un frasquito enano de un perfume muy conocido y, que ha debido de costar lo suyo; porque los perfumes, cuanto más pequeño es el frasco, más cuestan.

Tú miras a tu novia con cara de sorpresa (cierto), agradecimiento (falso, porque ahora le tienes que regalar algo), le das las gracias, la cojes de las manos, un piquito también viene bien; pero un morreo es demasiado, porque por mucho que te guste la muchacha al fin y al cabo te ha regalado una colonia, y tú lo que quieres es su cuerpo todos los días, a todas horas. De hecho te haces ilusiones y crees que esa noche vas a acabar practicando sexo; pero claro, como no le has comprado nada, eso del sexo se proclama utópico. Sin embargo, eso tiene solución.

"Ya sé que dijimos no comprarnos nada para San Valentín, pero es que me han entrado arañas en el estómago y no he podido resistir la tentación".

Se explica ella con voz dulce y aterciopelada. Entonces tú, más pensando en el posible sexo que en quedar bien, le sueltas una pequeña mentira:

"Yo también te he preparado algo, pero es una sorpresa; te lo iba a dar en la cena".

"Oh, cariño; ¿me vas a invitar a cenar?"

"Claro, en Casa Palomo"

Casa Palomo, es el restaurante más caro que te puedes permitir, y como ella lo sabe te premia con una sonrisa y una mirada que te dice:

Esta noche toca, así que vete preparando, hombretón. Pero tendrás que ganartelo.

Total, que termináis de tomar café, la dejas en casa y corres como un poseso al Corte Inglés. Allí hay de todo; pero todo caro. Piensas en lo que te va a costar la cena y sales de los grandes almacenes para acabar en un mercadillo hippie comprando unos pendientes de unos delfines verdes que la dependienta te dice que dan salud y energía sexual. Lo de la salud se te olvida enseguida, pero lo otro no se te va de la cabeza. Te da igual que sean feísimos, grotescos y gigantescos, porque el sexo aplaca el sin sentido común y la inconsciencia, así que los compras por 1,50 euros. Luego llamas a tu mejor amigo y le pides prestado veinte para la cena; porque no eres sino un estudiante que vive de sus padres y por mucho 14 de febrero que sea, tienes que dejar algo para el botellón del viernes.

Tu mejor amigo, por supuesto, pasa de ti y te manda a un sucio retrete a machacártela con dos piedras de considerable tamaño. No te cabreas con él porque sabes que lo que le pasa es que tiene envidia porque no tiene novia y hace el amor mucho menos que tú; y eso te hace sentir tan bien. Aunque tu chica te deja practicar el sexo muy de tarde en tarde, por no decir de Pascuas a Ramos.

Finalmente recurres a los abuelos, le haces un ratillo la pelota, los cubres de besos, les cuentas que estás enamorado y que ella se lo merece todo y tu abuela te manda a tomar por culo. A lo mejor es porque no soporta ya a tu abuelo (tantos años juntos), o porque sabe que sólo lo haces para echar un polvo esa noche. Menos mal que tu abuelo te da las pelas, eso sí a escondidas, y te dice:

"Disfruta, que eres joven. Yo, a tu edad, para conocer a las mozas, entonces íbamos a los bailes, que así se llamaban entonces las discotecas".

"Gracias, yayo". Le cortas de improvisos y te largas tan contento.

Y te vas tan contento porque con lo que te ha dado tienes para pagar una cena del copón, los pendientes te han salido tiraos y, además de para el botellón, vas a tener para tomarte un par de copas después en el 2x1.

Llega la noche, se aproxima la hora de la cita. Te duchas, te pones nervioso, te echas gomina, te pones una camisa lisa, una corbata que te deja tu hermano, te pruebas una americaba y te das un poco de asco, te dices que con la camisa te vale, tu madre te dice: "¡Qué guapo vas, hijo!". Tu padre ni te mira, solo pregunta:

"¿Necesitas dinero?"

"Un poco", respondes reticente. Y te da un billete de 20 euros.

Joder, piensas, ya hasta me puedo pagar un hostal cutre. Y frotas las manos mentalmente, maquinando como los malvados de las películas de los cincuenta o las italianas de Romanos, y también las de Jaimito, esas son las que mas te gustan, porque aunque carecen completamente de argumento, a todas horas salen tías jamonas y muchas tetas, como en las pelis de Esteso y Pajares de la transición.

Tu madre te besa, sales de tu casa, bajas por el ascensor, y vuelves a subir y entrar en casa porque se te ha olvidado algo.

Haciendo caso de una película muy cachonda, vas al baño y te haces una gayola impresionante para, en el caso de hacer el amor esa noche con tu novia, pues seas un portento en la cama, incapaz de eyacular lo menos en tres horas; lo malo es que no suele funcionar y las horas son como mucho un cuarto de hora y raspao. Con lo cual sólo cumples y punto. Pero claro, la culpa la tinen el hacerlo tan de tarde en tarde, por no decir de Pascuas a Ramos.

Vuelves a salir de casa y a bajar por el ascensor y a subir por el ascensor y a entrar en casa y echarte el perfume que tu novia te ha regalado, hay que pensar en todos los detalles.

Una vez solucionados todos los problemas, vas a buscarla, ella está guapísima. Se ha puesto un vestidito que no tapa nada y se te cae la baba cuando la miras, además de despertar todos tus más bajos instintos, claro. La verdad es que te pasas la mitad de la cena empalmado porque a ella le ha dado por rozarte la pierna con sus pies y tú has hecho lo propio poniéndote como un general. Si has comido algo de comida ha sido por cumplir; tu lo que quieres es otra clase de alimento. Después del postre pides champán, piensas: La tiemplo un poco y le digo lo del hostal. En tu cabeza sólo hay una palabra que se repite: sexo, a lo que le siguen diferentes conceptos: Tetas, culo, coño, bragas, medias, vestido, chupar, pescao... Aprovechas para soltar unas cuantas chorradas románticonas para embriagarla:

Me quiero dejar arrastrar por el baile de nuestra felicidad, quiero poder decirte un te amo al despertar a tu lado cada mañana, y quiero servirte hasta morir amor mio.

Oigo los pasos de tu cariño, sueño con sentir un dia las caricias de tu corazón, cojo tu mano y te llevo a dar una vuelta alrededor de la belleza del amor, te quiero.

Y ella, sí que se tiempla; pero demasiado, porque no es capaz ni de tenerse en pie cuando sale de Casa Palomo. Hasta le gustaron los pendientes de delfines que le has dicho que significan amor eterno y no energía sexual. Aunque de eso no le han dado nada, la tienes que llevar a su casa, dejarla en la puerta apenas capaz de sostenerse en pie y salir corriendo para que sus padres no te echen la bulla, o peor, llamen a la policía por el estado en el que le has devuelto a su niña.

(Y es que la niña tiene un cuerpecito).

Lo más seguro que al día siguiente ella corte contigo por haberla embriagado, y no de frasecitas románticas precisamente; con lo que te ha costado la botella del champán del malo. Pero sólo piensas en que al final no vas a fornicar. Aunque bueno, por lo menos, antes, te hiciste un peazo pajote...

Como tienes dinero de sobra y ya no vas a ir al hostal cutre, te vas a un garito donde trabaja un amigo y, entre las copas que pagas, y las que te invita porque es jueves y no está el dueño; sales de allí a las seis de la mañana templao como un ajo y sin pelas para el botellón del viernes. Os tiráis, el amigo y tú, más de una hora cantando canciones de los secretos en un parque. Habéis sacado del garito a escondidas media botella de whisky y os la termináis a palo seco, hasta que amanece y veis que no estáis solos y la gente comienza a circular entre vosotros echando miradas tiesas. Entonces y sólo entonces, te vas a acostar, completamente borracho y sin pillar.

Menos mal que al día siguiente tu novia te llama muy consternada y te pide disculpas por haberse emborrachado (ilusa). Te pregunta que es lo que puede hacer para que la perdones y, a pesar de la resaca, sólo una idea acampa en tu cerebro a sus anchas. Quedas con tu novia dentro de un rato y te preparas, entras al baño y te haces una gayola del diez para rendir al doscientos por ciento.

lunes, febrero 04, 2002

La Puta Fiesta


Viernes 25 de Enero de 2002, era un día cojonudo para una fiesta. Es más, era el día perfecto porque la razón para la fiesta era perfecta. Aquí el trio de webmasters de Borrachos y Sin Pillar, celebrabamos el inicio de nuestra web en la red, así que lo primero que hicimos fue invitar a nuestros más adyegados/as. Mensajes de móvil, llamadas de teléfono, comunicación oral, e-mail; en fin, que abusamos de todos los medios a nuestro alcance para comunicar a nuestro entorno que celebrabamos "algo".

A eso de las siete de la tarde, cumplo con el escueto cometido que todos los asistentes debíamos cumplir: Comprar una botella de un licor de más de veinte grados y otra de refresco. Debí de comprender que algo andaba mal cuando entre en Mercadona y en vez de cojer una cesta para transòrtar la bebidas, puesto que debía comprar también las bebidas de los otros webmasters (nunca más, todavía me deben las pelas), pues entré a saco y al llegar a la estantería donde el segoviano descansaba junto a sus primos escoceses, me tuve que volver a por la cesta de plastico que ponen en las cajas. Luego vale, pillo el whisky y la coca-cola y cuando voy a pagar me acuerdo de los vasos de plástico. Antes tenía de cristal, pero los deje sin fregar unos cuantos meses y criaron tanto moho que los tuve que tirar porque los cubatas sabían raros.

Bueno me tiré buscando los vasos un buen rato, y ya me di por vencido y fui a la caja cuando los vi a los hijo putas ahí al lado, junto a la sección de papelería, con los bolis y las libretas; y yo creyendo que iban a estar al lado de las servilletas de papel...

Ya con los vasos en mi cesta cargada, tenía los brazos doloridos de recorrerme antes todo el local buscabdo los putos vasos, llego a la caja y no me percato de que la cajera quiere ligar conmigo. La tía me preguntó:

—¿Qué, de botellon?

Y yo que en ese momento, divagaba entre lo binito que quedaba en el dial de la registradaora el precio en euros y en pesetas, pongo cara de sorpresa, sonrío y digo:

—Como es viernes...

Como veis, es una frase con mucho futuro. Aún así, la mujer lo siguió intentando.

—Quien pudiera, que envidia me das.

Y voy en vez de decir: "Vente, que no pìllo cacho desde hace un huevo" o "No tienes porque pasar envidia, aquí estoy yo para invitarte a uno", o; "¿Esque tienes que currar toda la noche?"

En vez de hablar, me callo y frunzo el ceño como diciendo:

"Pues muerete de envidia, cabrona, que yo me voy a emborrachar y tu no, tía fea"

Y la verdad es que no era muy guapa; pero no hay que ser tan subceptibles con la belleza cuando no se practica el sexo desde... joder, tanto.

Bueno, salgo de Mercadona cagandome mil veces mil en mi patetismo y cuando llego al coche para dejar las cosas, me encuentro con que me han birlado el cristal del espejo retrovisor exterior izquierdo. ¡Pero serán mamones! ¿Cuánto puede costar un cristal en un desguace? ¿Mil pelas? perdón, ¿6 euros? La madre que los parío.

En fin, me digo que no pasa na, que la vida es así, me acuerdo de la cajera, me maldigo, meto las manos en los bolsillos y vuaelvo a casa cabreao, ceno, cojo el equipo de música y marcho para montar la fiesta. Pienso: "Qué más da, ahora empieza lo bueno"

Y al principio todo parece ir bien, El Chino, Güi y un servidor, El Abuelo; los amos de esta patética web, nos juntamos, nos saludamos, nos echamos unas risas y vamos a comprar el hielo. Antes vamos al "Pedazo" de Güi a por una estufa de butano para no pasar frío. Sin querer, me cargue una rueda de la estufa que para más inri no era de Güi sino de una amiga de su madre y tenía que devolverlña intacta. Y es que claro, para que voy a levantar la estufa si tiene ruedas, y se supone, que ruedan... Pues no rodaron, y una se quedo en el suelo. Como estaba la bombilla fundida hubi que buscarla con el mechero. Luego me cargue la llave, la doblé de mala manera al sacar la estufa a pulso por la puerta, la golpeé contra la llave que estaba metida en la cerradura; menos mal que todavía funciona; pero Güi se pilló un rebote del copón,

De ahí, a mi casa para montar el equipo de música. Eran las once de la noche, y habíamos quedado con el resto de la gente, aproximadamente, a las doce.

Pero al montar el equipo de música El Chino se percata de que falta un cable, y no es que falte, sino que yo me he equivocado y he traído elñ que no era; no hay problema. dñejamos a Güi tomándose una copa tranquilo mientras nosotros vamos en busca del cable perdido que valga para conectar la mesa al amplificador y así poder escuchar música en la fiesta. No encontramos el cable que necesitamos, pero si uno parecido; así que El Chino echa mano del soldador y de la cinta aislante y solucionamos el problema.

¡Ya tenemos música! Son las doce menos cinco, sólo falta que venga la gente y a disfrutar. Pero, ¿que gente? Güi se lo había dicho aunas amigas, no teníamos pensado gacerlas daño, ni nada parecido. Sólo queriamos girar la cabeza y, si no hablar con ellas un poco, al menos veías un culillo o los bultos de sus pechos bajo el jersey. Pero nada, no aparecieron.

El Chino llamó a su tío y a unos colegas de la Estación. Su tío pasaba de venir, y los colegas decían que estaban cansados de salir el jueves en Ciudad Real, y que si no podíamos dejar la fiesta pal sábado. Total, sólo quedaba mi gente, y de ésta tampoco vino nadie.

Osea que ya fijo que acabábamos Borrachos y Sin Pillar, los tres solos en mi casa. Encima Güi sacçó un preeservativo que tenía guardado en la mesita por si las moscas y me dijo.

—Si lleva un año caducao, cabrón. ¿Tanto haces que no follas?

—¿No jodas? Entonces el que llevo en la cartera también está caducao —digo divertido.

—Dime, Abuelo, ¿cuanto tiempo hace que no follas?

No le contesto porque no me acuerdo, bueno, si que me acuerdo, pero hace tanto tiempo que no quiero decirlo. Durante un rato hablamos de lo patéticos que somos los tres, ahí solos, bebiendo y bailando por hacer algo. Nos dedicamos a poner canciones y a acercarnos a la estufa cuando tenemos un poco de frío. Los cubatas caen como moscas. Estas fueron algunas de las canciones que pusimos:

Primero un poco de música electrónica:

The Chemical Brothers, Astrud, Funk Empire, Galygows, Fangoria...

Luego un poco de Pop:

Mineralwaters, Mamá, Australian Blonde, Sexy Sadie, Los Planetas, Radiohead...

Llegaron las tres de la mañana y me templé y empecé a pinchar House, así que Güi comenzó a aburrise y dijo que se iba; menos mal que entonces llego Quique, que no trajo nmada para beber porque no tenía ni un puto duro, pero nos dio igual porque nos dio mucha alegría ver a alguien diferente, y Güi dejó de aburrirse porque le pidio la mito y se dio unas vueltecitas.

Y Tocó un poco de progressive y tecno.

Y Dieron las cinco, vinieron otras dos personas más que no estaban invitadasm pero apenas se quedaron porque ya no había nada que beber, los tres webmasters estabamos borrachos, templaos, El Chino se echo un último cubata de cacique con limón desipao que acabó con él. Ni que decir tiene que nuando se acabó la bebida nos fuinos a dormirla, que nos acostamos borrachos y que no pillamos na. Lo que iba a ser una fiesta cojonuda, se convirtió en una fiesta patética preparada y concurrida sólo por tres inadaptados que no estarían mal que saliesen en la sección razas de noche. Si es que somos patéticos.

sábado, febrero 02, 2002

Desde Chiquitillos


Muy buenas, estoy haciendo un estudio sobre el hombre en base a sus relaciones con el sexo opuesto (vulgarmente llamado mujer), desde la infancia a la madurez mental (cuando nos casamos) y he descubierto algunas cosas interesantes.

En la infancia, los chavalines, apenas somos muy diferentes a ellas, o al menos eso creemos, hasta que un buen día nos damos cuenta de que sí que existen ciertas diferencias. A partir de ese día todo es diferente.

Es el momento en el que nos preguntamos por qué nosotros orinamos de pie y ellas lo hacen sentadas. Y las seguimos hasta los servicios, las observamos y descubrimos que despues de hacerlo, se limpian eso que nosotros nos sacudimos. Pensamos: "¡Qué pulcras!" Y nuestra única obsesión es el ver ese lugar tan limpio e impoluto. Y cuando lo hacemos, se nos queda la boca abierta ante la gran verdad: "No tienen colilla". Descubrimos entonces que mean sentadas porque de pie se mancharían y se pondrían perdidas.

Se pondrían perdidas ellas y todos los alrrededores. Así que cuando las vemos no tenemos otra opción que sentirnos superiores al poder enfocar con nuestra manguerita donde queramos; luego descubrimos que esto no es del todo cierto.

Que, ellas, cuando quieren también tiran a dar. Pero esó sí, no pueden hacer dibujitos ni caminar mientras lo hacen. Pero eso sí, a ellas les da igual porque siempre tienen las de ganar. de nada nos sirve hacer dibujitos con nuestro pipí y tirarles de las coletas porque cuando empizan a salirles los pechos y a marcar sus caderas, solemos mearnos las patas abajo. Es entonces cuando pasamos a la siguiente etapa: La Adolescencia.

Nos salen granos y pelos por todos lados, hasta en la cara. Nuestras compañeras de clase que antes jugaban con nosotros en los recreos, se separan de nosotros y se juntan entre ellas; para más inri, comienzan a maquillarse, a llevar sujetador... No tenemos otra alternativa que lanzar globos de agua hacia su camisetas y ponernos locos con sus pezoncillos. Y es que nuestras hormonas estan disparadas. El sexo esta por todas partes. Miramos la hora y vemos sexo, una pidra y vemos sexo; cualquier cosa...

Nos percatamos de que el mundo está lleno de sexo y de una verdad como la copa de un pino que no paramos de repetir a nuestros amigos:

"To las tías están buenas, macho".

Por si fuera poco, a todo esto se une el descubrimiento del kalimotxo, del tabaco, de los botellones...

Y es allí cuando comienzan a llegar los mejores tiempos, cuando ellas beben con nosotros, se emborrachan con nosotros y nos dejan que que las besemos, toquemos y se nos pongan las venillas como rabos de lagartija. Es en esa epoca cuando siempre hay alguna a la que le gusta beber más de la cuenta y nos aprovechamos de la situación. Ponemos nuestra pose de tipo chulillo y arrogante que lo puede todo con chasquear los dedos. Compramos una botella de jack Daniel's y aprovechamos la situción para perder la virginidad.

Da igual que este despierta o no.

Lo importante para nosotros es descargar nuestra adrenalina y la fuerza hormonal en un juego que no sea el clásico cinco contra uno. A veces, algunos tienen suerte y encuentran un trabajillo y la jefa se los benficia; pero eso suele pasar con la misma promiscuidad con la que nos tocan 300 kilos en la primitiva.

En conlusión, hasta que no nos hacemos novios formales y nos casamos, no solemos pracitar el sexo regularmente ( una vez a la semana ) Y todo esto lidiando con discusiones y cediendo en todo momento. Así que nuestro mejor momento con las mujeres es cuando somos niños y nos reímos de ellas porque mean sentadas y no pueden hacer dibujitos; porque más adelante somos tan presos del sexo, que nos convertimos en auténticos peleles.

Concluyendo, te cases o no, la mayoría de los sábados vas a acabar borracho y sin pillar.

El abuelo dice adiós.

viernes, febrero 01, 2002

Pensamientos de un borracho


By Lin.

Hola a tos los que se molesten en leer mis estupideces. No era mi intención la de ponerme ha escribir las tonterías que se me pasan por la cabeza pero, a pesar de que os será difícil creerlo, no podía dormir que es lo que hago cuando no tengo nada que hacer o simplemente no me apetece hacer nada (o sea, que me paso tol día sobando).

El tema es que el otro día tuve una conversación sin fundamento ni lógica, de esas que tienes los domingos por la tarde mientras tomas un café porque te acabas de levantar y tienes una resaca del copón, y después de un par de horas de frases incongruentes e intrascendentes surjío el tema de los cuernos.

Este amigo se arrepentía de ser un tío, es decir, un animal que tiene la capacidad de razonar pero la desaprovecha ya que, no nos engañemos, se pasa el día pesando en el sexo, y desgraciadamente esto nos imposibilita para pensar en otra cosa al mismo tiempo, aunque me duela reconocerlo la amiga que me dijo "los hombres son como los pedos, te los tiras cuando quieres" tenía razón. Vulgarmente se podría decir que siempre pensamos con la cabeza pequeña, y creo que es por eso por lo que se estropea tan pronto, por que a partir de los 50 siempre esta mirando para abajo, pero lo más triste es que entonces nos acordamos de que tenemos otra cabeza y que sirve para muchas más cosas. Esto es lo realmente triste, y no me refiero a la andropausia, que en realidad se puede considerar una ventaja, porque es el momento en que dejamos de ser presos del sexo y abrimos nuestra mente hacia otros horizontes, además, de que nos sirve el sexo a los 50, nuestra mujer ya no nos excita y las tías que queremos tirarnos no nos hacen puto caso porque somos viejos y tamos arrugaos. Como decía lo realmente triste es que cuando nos damos cuenta de que tenemos un cerebro ya no nos sirve porque a quedao atrofiao por el desuso, y aunque conseguimos rehabilitarlo en parte el chollo se nos acaba en seguida porque perdemos 5 años para conseguir que nuestro cabezón funcione y solo nos dura 10 o 15 años más porque a los 65 o 70 nos volvemos seniles por culpa de la vejez.

Pero todo esto creo que lo dije por que aún me duraba el pedo y no me fije en la tía tan buenorra que había detrás de mi y que mi colega estaba mirando hacía ya un rato, por lo que no se enteró ni de una puta mierda de to lo que he escrito antes. Entonces mi colega empezó a contarme su rollo de lo de ser tío pero solo me entere de la última frase (porque la mazizorra esa se largó en ese momento): "joder Chino lo que más me jode es que estoy tol día más salio que el rabo un cazo y siempre que estoy con una tía le pongo los cuernos y la cago". Entonces yo le pregunté que si es que siempre le pillaban, y fue cuando me contó que le daban remordimientos y terminaba confesando (¡menudo pringao!).

Así que tuve que explicarle que ponerle los cuernos a tu novia nos es malo, siempre que no se entere. Pero el tío gilipollas seguía en sus trece y tuve que darle unas cuantas razones pa demostrárselo:

1.- Tu novia nunca pensara por si sola que le has puesto los cuernos ya que no sabe porque te quiere porque eres un pringao y un fracasao además de feo y tonto y nadie se fijaría en ti y piensa que realmente esta haciendo un acto de caridad al seguir contigo (ya no recuerda las molestias que te tomaste para conseguir quedar con ella la primera vez, ni lo dulce y amable que decía que eras a todas sus amigas). Si, y es que las tías son las que realmente tratan a los tíos como un objeto decorativo, están locas por pillar uno, pero cuando ya lo tienen piensan que se a pasado de moda y que realmente no era lo que esperaba, por eso cuando una tía te pone los cuernos te deja y te dice que te has vuelto una carga y que se a enamorado de un chico mucho mejor que tu (aunque realmente esta pensando ya verán mis amigas cuando vean mi nuevo novio -complemento de moda que le queda tan bonito con su bolso de ante nuevo-, que cabrona.

2.- Es una suerte para las tías tener un novio que ligue y le ponga los cuernos una o dos veces al mes, porque, seamos sinseros, lo primero que haces al día siguiente es comprarle un regalo para intentar compensarla y ella te suelta una enorme sonrisa (prueba de lo materialistas que son las tías) que te deja flipao y piensas "que cosa más rica, si es que es la chica perfecta", y te tiras dos semanas dándole todos los caprichos que se le antojan, que es lo que realmente las hace felices.

En conclusión cuando le pones los cuernos a tu novia lo que haces es contribuir a la relación reforzándola.

Además no tienes que sentirte culpable porque tu en realidad no piensas en ponerle los cuernos cuando lo haces es que te calientas enseguida. En cambio ellas son mucho peores en realidad porque si que piensan en ponerte los cuernos, solo te tienen porque aún no han encontrado nada mejor, porque en cuanto encuentran un tío más guapo, o con más dinero, o un coche mejor te sustituyen en poco tiempo. Primero te ponen los cuernos pero piensan que no han hecho nada malo, es que el otro se aprovecho de un momento de debilidad y tu eres el culpable porque no le haces caso. Después se dan cuenta de que pasan de ti y empiezan a imaginar que aunque ya no sienten amor por ti pero te quieren mucho porque no revelan su "nuevo amor" para no hacerte daño, pero se dan cuenta de que es mentira no te quieren, te odian y quieren que te mueras pero mantienen su aventura en secreto porque, dios mío, que pensaría la gente, que es una putilla. Se convencen a si mismas de que has sido un hijo de puta que les ha hecho muchas perrerías y entonces toda ofendida tu novia empieza a dar voces en el bar delante de tus amigos: no mires a esa zorra que te comes con los ojos, te gustaría que yo no estuviera aquí para poder follartela cabrón, ya me tienes harta hijo de puta, me tratas como a un perro....; y se va llorando después de haberse asegurado de que tus amigos piensen que eres un cerdo y que ninguna de tus amigas se plantee enrollarse contigo ahora que estas libre, te ha jodido la existencia para unos cuantos meses. A los dos días aparece con un nuevo amigo (que tu le presentaste cuando empezasteis a salir), y pronto se advierte un buen rollito entre ambos mu sospechoso. Pero ella aún sigue aprovechando las rentas de aquel espectáculo en el bar diciendo a sus amigas que se lo pensará dos veces antes de enrollarse con alguien porque esta muy dolida y es demasiado pronto desde que consiguió deshacerse del cabrón de su ex, lo cual también le sirve para tener a su nuevo capricho como un perrito faldero y sacarle todo lo que le apetezca.


CONCLUSIÓN: TODAS LAS TÍAS SON UNAS ZORRAS Y UNAS HIJAS DE PUTA, AHÍ QUE FOLLARSELAS A TOAS Y PASAR DE ELLAS.