¡Hola, chavales!
¡Qué bonito es el invierno! El frío, los jerseis tapacarnes, las interminables tardes en los braseros, los cielos nublados, las nieblas. Ya han pasado las navidades, las rebajas; ahora nos queda solo un cero patatero de la paga doble. Una mierda pinchá en un palo que sólo sirve para pagar el tabaco y otros vicios menores que no incluyen ni putis ni cenas en restaurantes. Pues bueno, en el frío febrero Lin tiene sy casa nueva, sin casquillos pero con Güi cambiando de canal una tele imaginaria sentado en un sofá imaginario. Sin embargo, curiosamente, al dejar el sofá, el asiento imaginario no está frió, sino más bien caliente. Y eso es porque Casa Lin esta tomando la forma de hogar, y los hogares siempre son acogedores. Y, por mucho tiempo, Casa Lin va a se el hogar de los Borrachos y Sin Pillar.
¡Qué bonito es el invierno! El frío, los jerseis tapacarnes, las interminables tardes en los braseros, los cielos nublados, las nieblas. Ya han pasado las navidades, las rebajas; ahora nos queda solo un cero patatero de la paga doble. Una mierda pinchá en un palo que sólo sirve para pagar el tabaco y otros vicios menores que no incluyen ni putis ni cenas en restaurantes. Pues bueno, en el frío febrero Lin tiene sy casa nueva, sin casquillos pero con Güi cambiando de canal una tele imaginaria sentado en un sofá imaginario. Sin embargo, curiosamente, al dejar el sofá, el asiento imaginario no está frió, sino más bien caliente. Y eso es porque Casa Lin esta tomando la forma de hogar, y los hogares siempre son acogedores. Y, por mucho tiempo, Casa Lin va a se el hogar de los Borrachos y Sin Pillar.
Celebremos pues la emancipación de uno de nuestros miembros con la algarabía descontrolada que se merece.
