Uy, el Abuelo se ha levantado hoy nostálgico, le pica la orejilla de las fiestas pasadas. Porque ya mismo está aquí el Cristo y puede parecer una chorrada, pero en las fiestas el Pueblo huele diferente, suena diferente. Aunque los últimos años no se que ha pasado que esa diferencia apenas la he notado, igual es porque me hago viejo. No sé lo cierto, que han venido a mi cabeza recuerdos de 1984, cuando vi amanecer por primera vez en las Fiestas del Cristo. Fue la noche de los mayos, y al contrario que ahora, todo el mundo salía a cantarlos y te abrían las puertas y te daban dulces y copitas de anís para que la noche se te hiciera menos pesada. Por aquel entonces la calle real todavía tenía adoquines y era la que mejor estaba porque las otras calles eran de tierra y piedra, que no veas el berenjenal que se formaba cuando llovía.
Pero no es plan de ponerse nostálgico porque hay que pensar que estas fiestas van a ser las mejores, aunque caigan mal, aunque no las pueda disfrutar a tope. En mi cabeza ya suena Lori Meyers y su Viaje de Estudios, se me abre la sonrisa y las ganas de pasármelo bien y trasnochar aceleran mi corazón. Pienso que con un movimiento de mi dedo lograré que las caderas crujan pero no duelan, y que al ver en las Fiestas un nuevo amanecer, la sola presencia de los amigos te haga olvidar la resaca de los días posteriores.
Así pues, estoy seguro que serán unas fiestas cojonudas e inolvidables donde los Angelitos Negros volarán sin contemplaciones.
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