sábado, febrero 03, 2007

Diario de un erasmus: día 110

How can a left-handed play the guitar?

Se acaba el primer cuatrimestre y, por desgracia, muchos buenos amigos se van. Los erasmus que sólo venían para el primer cuatrimestre terminan su aventura y, aunque muchos de ellos no tienen nada que hacer en sus países de origen, no pueden quedarse más tiempo porque a principio de año contrataron la casa sólo seis meses.

La "belísima" Alessia es una de ellas. Se va este Lunes. Ella vive en Burrell, la residencia de estudiantes donde también viven Edu y Joe (dos de los pájaros). Allí sí que podría quedarse unos días más si quisiera pero en su caso está deseando irse. No, no es que se lo haya pasado mal, pero echa mucho de menos a su novio. Me ha demostrado que sí que se puede sobrevivir a una Erasmus sin romper con el novio, pero... ¿hubiera resistido otros seis meses echándose esos bailes de salsa que se pega todos los Jueves?

El caso que ayer decidió hacer una pequeña fiesta de despedida en Burrell para estar cerca de los más íntimos... ¡Joder! ¡Y tan íntimos! ¡Qué sólo estábamos 15! Menos mal que Pablo y yo nos pusimos manos a la obra y con dos llamadas (una a José y otra a las de Salamanca) llenamos la sala de reuniones de Burrell de borrachos y proyectos a borrachos. Normal que con el jaleo que montamos llegaran los seguratas a echarnos en un pispás. Como la habíamos formado Pablo y yo decidimos arreglarlo invitando a todo el mundo a nuestra casa... Y así pasamos de la byebye-party a la fatality-party como yo la llamo porque tuvimos que acabar con la fiesta en nuestra casa.

Aunque fue improvisado la gente se portó y ayudó a mover muebles y mantener un ambiente calmado. Gracias a Dios no se dañó, ni comió nada de las francesas que se han ido a pasar 10 días a Francia y sólo faltaría tener bronca cuando volvieran.

Estuvo muy bien, y entre otras cosas conocí a un zurdo que me enseñó un poco a tocar la guitarra, aunque... como que aprender, no aprendí mucho porque cogía la guitarra del revés cogiendo el mástil con la mano derecha y dejando la primera cuerda arriba del todo por lo que enterarse de lo que tocaba era un infierno. Supongo que lo suyo era una estravagancia, pero lo que si que es cierto es que hasta ahora nunca me había cuestionado sobre las dificultades de un zurdo tocando la guitarra.

No hay comentarios: