sábado, marzo 17, 2007

Diario de un erasmus: día 152

Amsterdamsterdamsterd

Pues finalmente el viaje llegó... y pasó. He pasado por Amsterdam como por cualquier otra ciudad sin ningún setimiento especial. Al no ser fumador habitual de hierba supongo que no le sacas todo el partido posible a tu estancia en semejante ciudad. Sin embargo, el barrio rojo impresiona o, cuando menos, sorprende a fumadores o no. Al final el único delito que quizás haya cometido en la ciudad del pecado es haber intentado no ser yo mismo y me llevo aprendida la lección de que lo importante no es el lugar sino la gente.

El barrio rojo son sólamente dos calles partidas en dos subcalles más por sendos canales. Es completamente diferente el ambiente que se respira en las calles de este barrio (e incluso en toda la ciudad) que al que se respira en Inglaterra. Tras una par de zancadas te das cuenta de que no andas por las frías calles inglesas en las que la gente tiene algo más importante en que pensar que en la persona que se cruzan de frente. El olor es agradable en toda la ciudad, a pesar de la cantidad de canales, y en cualquier esquina del barrio rojo se puede distinguir perfectamente el olor a hierba que desprenden todos los coffee shop. Esto es así, ya que en la calle realmente está prohibido fumar marihuana, aunque tengo entendido que si te ve la policía y eres extrajero no te dicen nada.

El nombre de este barrio en inglés es "Red light district" y es que para encontrarlo basta con seguir las luces rojas. Las luces rojas que le dan el nombre al barrio no son, ni más ni menos, que las luces que indican la ubicación de las prostitutas. Bajo esta insinuante iluminación mujeres de todas las razas y aspectos se contonean y exhiben en bikini o lencería tras unas puertas transparentes a la espera de un cliente. Intentan llamar tu atención dando toquecitos al cristal y abren la puerta si pasas cerca para hablar contigo. Hay verdaderas preciosidades que te da penita que venga un bestia y las... ejem. Y las... pues eso vaya que las... ejem... hale fin, que cada cual imagine.

1 comentario:

Ulmin dijo...

Que conste que al final acabé fumado y sin pillar.