viernes, junio 15, 2007

Diario de un erasmus: día 231

I'll miss you, little demons

Tardaron dos semanas en ponerme apodo los muy
c@*..x#! y, sin embargo, el pasado Martes, en mi último día de trabajo en King Richard School, casi se me saltan las lágrimas cuando vi por última vez salir a mis alumnos de clase. Me llamaban Willy Wonka, como el protagonista de "Charlie y la fábrica de chocolate". Decían que me parecía a él por mi pelo que va creciendo día a día y ya me lo puedo recoger detrás de las orejas. La buena noticia es que ese personaje de lacia melena negra lo interpreta Johnny Deep y sé de buena tinta que es idolatrado por muchas muchachitas. La mala noticia es que no es el papel por el que le recordarán todas las niñas.

Sin embargo, por lo que se ve mi pelo no sólo sirve para captar la atención de los avispados muchachos ingleses y, al igual que me di cuenta cuando trabajaba en el Tiger, a las inglesas de King Richard les parece, cuando menos, curioso mi pelo. Las inglesas, son generalmente muy coquetas y las gusta hacerse parecer infantiles e inocentes. Las gusta seducir y provocar y siempre intentan que algún chico guapo le preste atención a sus ñoñerías. No voy a ir de "sex symbol" ahora, pero si que es cierto que los profesores despiertan morbillo en las alumnas y a veces he tenido que hacer serios esfuerzos para no caer en las miradas provocadoras de una quinceañera con unos preciosos e "inocentes" ojos.

Esta mañana he llevado a firmar los papeles de mi "portfolio" al colegio. Sólo iban a ser unas horas mientras leían mi informe y lo firmaban, pero oficialmente sería la última vez que pisaba el colegio. Al ver a los profesores, otra vez, me he acordado del Martes cuando después de decir por la mañana en la sala de reuniones que era mi último día, los más allegados se me acercaron y se despidieron muy cariñosamente. Al cruzarme por los pasillos con los alumnos me saludaban como siempre quizás extrañados de no verme con ropa formal. Ellos no sabían que sería probablemente la última vez que me viesen. Ya no volverán a preguntarme como se dice cualquier cosa en español, no volveran a preguntarme por mi equipo favorito y por Beckham, ya no intentarán jugármela con el idoma para que acabe diciendo una burrada, ya no volverán a llamarme Willy Wonka.

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